Hemos plantado en nuestro huerto unas hermosas lechugas.
La lechuga es una hortaliza muy popular y no podía faltar en nuestro huerto. De ella nos comemos sus hojas. Es muy importante lavarlas bien porque los cogollos suelen estar muy cerrados y apretaditos y entre hoja y hoja puede haber un poquito de tierra y bichitos que están deseando comérselas tanto como nosotros. Cuando están frescas, las hojas de las lechugas son muy ricas y crujientitas. Nos da sensación de frescor porque contiene mucha agua. Por eso las consumimos mucho en verano pero afortunadamente son unas plantas anuales y la tenemos en cualquier época. ¿Os imagináis que no existiesen las lechugas? Qué haríamos sin comernos una rica ensalada... No me lo quiero ni imaginar por qué toda ellas están buenísimas. Seguro que sabíais que existen muchísimas variedades de lechugas pero... aunque no os lo creáis, cada años salen variedades nuevas. Las que más usamos en casa son la romana y la iceberg. Actualmente son las más comunes porque tienen un sabor más agradable y que le gusta a todo el mundo, grandes, y pequelos, pero también usamos la escarola, la rúcula, los canónigos, las endivias y la hoja de roble que tienen sabores más especiales. Una son un poco más amargas, otras pican, otras parecen hojitas que te encuentras en el campo... Esas son las que podemos encontrar en cualquier supermercado pero hay muchísimas más.
Y eso que normalmente se usan como ensaladas pero... ¿Sabías que la lechuga también se puede asar y cocinar? Pues sí. Nosotros estamos más acostumbrados a comerla cruda pero se puede preparar de muchas maneras.
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